Uno de los mejores regalos que hemos recibido es algo que nos dio mi hermana y su esposo, quien también son nuestros padrinos de matrimonio. Es una fuente de agua bendita para nuestra casa. Nos dieron este regalo una navidad, hace como tres años. La colgamos en la entrada de nuestra casa, a un ladito de de la puerta. Así la vemos al salir y al entrar.
Es algo que se puede colgar fácilmente y es pequeño pero algo que puede ayudarnos en una forma muy importante en la familia Católica. El agua bendita es un sacramental en nuestra fe que nos recuerda uno de los eventos más importantes en nuestras vidas como cristianos – nuestro bautismo. Con esa agua bendita fuimos bautizados y a través de esa agua recibimos el Espíritu Santo. Así fuimos iniciados a la familia de Dios.
El Espíritu Santo es el “agua viva” que, en el corazón orante, “brota para vida eterna” (Jn 4, 14). Él es quien nos enseña a recogerla en la misma Fuente: Cristo. Pues bien, en la vida cristiana hay manantiales donde Cristo nos espera para darnos a beber el Espíritu Santo. (Catecismo de La Iglesia Católica, 2652)
Cuando salimos o entramos, nos persignamos con el agua en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. En nuestra familia hemos puesto una prioridad en hacer esto al salir, ya sea a trabajar, a la escuela, o a cualquier actividad familiar, por varias razones:
- Al persignarnos con el agua bendita, recordamos quienes somos. Somos hijos de Dios, viviendo una vida en camino unida a Jesucristo.
- Lo hacemos también con la intención de que no se nos olvide que Jesús nos acompaña a donde quiera que vayamos. El nos dará la fuerza y la fortaleza para cualquier camino o cosa que tengamos que enfrentar o cumplir. Nos damos la bendición entre nosotros porque sabemos que Dios es quien debemos confiar el bien de nuestros seres queridos a cada momento que estemos fuera de casa. Hay tranquilidad en recibir esa bendición de nuestra familia, encomendándonos a Dios.
- Al entrar a nuestra casa lo hacemos porque es necesario dar gracias a Dios por llegar de nuevo y recordar que ese hogar es una pequeña Iglesia domestica. Tener a La Sagrada Familia de vista también nos da el buen ejemplo de familia. La intención es ser mas como Jesús, María, y Jose – que vivieron un total abandono a la voluntad de Dios. El deseo es cumplir con la voluntad de Dios en nuestra familia y cultivar paz, amor, y honor a Dios en nuestra casa. Es importante reconocer que estamos para servir uno al otro y a Dios cuando estamos en familia.
Si no tienen una en su hogar, lo recomiendo. Es una de las cosas hermosas de ser Católico, persignarse con el agua bendita. Además, es una oportunidad para decir una oración y poner a Dios en frente y en centro del día o la ocasión.
Entre los sacramentales figuran en primer lugar las bendiciones (de personas, de la mesa, de objetos, de lugares). Toda bendición es alabanza de Dios y oración para obtener sus dones. En Cristo, los cristianos son bendecidos por Dios Padre “con toda clase de bendiciones espirituales” (Ef 1,3). Por eso la Iglesia da la bendición invocando el nombre de Jesús y haciendo habitualmente la señal santa de la cruz de Cristo. (Catecismo de La Iglesia Católica, 1671)