El sábado por la noche, nuestra hija de siete años llego a nuestro cuarto por temor a la tormenta que se escuchaba afuera. Le dije que no había porque temer pero la deje que se quedara ahí con nosotros mientras se dormía de nuevo. Por un rato la sentí que todavía estaba nerviosa pero la abrasé y la conforte hasta que se quedó tranquila. La tormenta paso y recibimos una hermosa lluvia que tanto habíamos esperado. Así, igual como nuestra hija, me siento con Dios. Cuando no comprendo, cuando es difícil, cuando no se la respuesta, corro hacia Él. Ahí sé que siempre voy encontrar amor e iluminación. No siempre he respondido así a los problemas, pero hay platicamos de eso después.
La vida es hermosa y disfrutamos de muchos momentos felices, pero no siempre es fácil. Igual, en nuestras vidas adultas, en muchas ocasiones sentimos miedo entre la tormenta, ¿A dónde corremos? Tal vez algunos todavía estamos cerca de nuestros padres, pero no creo que sigan corriendo al cuarto de ellos entre la noche. ¿Sería un poco chistoso no creen? Muchos tenemos la bendición de un bueno(a) esposo o esposa o un fiel amigo, o muchos buenos amigos. Pero hasta entre las mejores relaciones hay problemas y no siempre van a saber la respuesta que necesitamos.
Vamos a pasar por problemas en esta vida. Puede ser en el trabajo, en nuestra familia, dificultades económicas, desilusiones de amor, o simplemente nos sentimos desamparados en ciertos instantes. Y aunque vivamos una vida muy feliz, el día llegara que vamos a perder a alguien muy querido porque todos nos vamos a morir. ¿En donde esta nuestra esperanza y nuestra fuerza? Las cosas de este mundo son muy buenas, pero no son eternas. Se pueden pasar momentos muy felices con música, amigos, sonriendo, platicando, entre familia, etc. ¿Pero que pasa después de eso, después de esta vida, o cuando llega la tormenta por sorpresa? Hay un amor verdadero, eterno, que nos ayuda a sobrepasar todo. Es difícil comprender que tan grande es este amor, especialmente cuando parece que no nos falta nada o tristemente nunca nos hemos sentido amados incondicionalmente. Pero si existe. Dios está ahí para querernos y darnos fuerza. Lo que si es cierto, es que sin fe en Dios, realmente no se en donde podemos encontrar verdadero consuelo y dirección en los momentos más difíciles.
Lo hermoso de nuestra fe Católica es que tenemos varias maneras de refugiarnos en El.
- La santa comunión donde verdaderamente está presente Cristo
- La reconciliación, para recibir paz y perdón por daño que hayamos hecho a alguien o a nosotros mismos
- Adoración, donde podemos estar ahí en silencio con El, sintiendo su amor, su paz, y su consuelo.
- Las escrituras, donde encontramos su palabra y su verdad.
- Nuestra familia Católica, quien representan a Cristo, y nos afirma que hay mucha esperanza, aun mas halla de esta vida, la esperanza de encontrarnos de nuevo en el reino de Dios y vivir juntos en su Gloria eterna.
Hay una canción en ingles de un de mis favoritos grupos de música cristiana que se llama “Praise You in
This Storm” (Te voy alabar en la tormenta).
Un poco de la traducción dice:
Pero una vez más, digo “Amén” y sigue lloviendo. Y mientras el trueno ruje, atravez de la lluvia, te escucho susurrar, Estoy contigo, y mientras tu misericordia cae, levanto mis manos y alabo al Dios que da y que quita, Y te alabare en la tormenta . . .porque Tu eres quien eres, no importa en donde este, cada lagrima que he llorado, Tú la sostienes en tus manos, nunca te fuiste de mi lado, y aunque mi corazón este destrozado, te voy a alabar en la tormenta . . .recuerdo cuando me tropecé en el viento, Tu escuchaste mi clamor, me levantaste una vez más. . . .De donde viene mi ayuda? Mi ayuda viene del Señor, el Creador del cielo y la tierra
Y si es cierto lo que dice, nunca nos abandona y siempre hay que seguir alabando al Señor, especialmente en los momentos más difíciles, porque en esos momentos, Él está ahí abrazándonos, dándonos consuelo, y nos da una paz inmensa, que solo Él puede dar. También comparto con ustedes, el Salmo que fue parte de la liturgia de la palabra de este pasado Domingo. Que hoy y siempre encontremos refugio en El. Dejemos que Él nos abrase y conforte entre la tormenta.
Salmo 23,1
1 Salmo de David. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. 2 El me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas 3 y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. 4 Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. 5 Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. 6 Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo.