
Louis, Therese, Zelie Martin
“¡Ah! ¿Cómo poder repetir todas las ternuras que papá prodigaba a su reinecita? Hay cosas que el corazón siente, pero que ni la palabra, ni siquiera el pensamiento pueden expresar…” Santa Teresita de Jesús
Santa Teresita es una de mis santas más amadas. Por ella y gracias a Historia de un alma , su autobiografía me enamoré de la iglesia y comprendí la devoción de una hija hacia su padre. Hace ya muchos años, recuerdo que teniendo como fondo musical la canción de Hotel California del grupo Eagles, me encontré recordando a mi papá en ese único viaje que hicimos juntos hacia la hermosa ciudad de San Francisco. Puedo ahora mismo retroceder en el tiempo y verme junto a él cuando manejábamos hacia nuestro destino. La canción Hotel California sonaba en la radio mientras veíamos a ambos lados de la carretera los inmensos molinos para generar energía. Platicábamos sobre la lucha por llegar a ser un adulto completo, los minutos inolvidables de la niñez, el aprovechamiento de las oportunidades y la bendición que Dios permitía que tuviéramos en ese momento de poder afianzar nuestros lazos como padre e hija. Mi papá sin duda como lo fue para la Santa Teresita, fue mi primer amor. A ella puedo imaginarla tambián platicando con su papá, siendo muy cariñosa con él y a él tratándola con el primor de quién sabe esta frente a una hija de Dios. Nuestro papá y su amor marca nuestra alma. La ausencia de su amor en nuestra vida tambián tristemente hace lo mismo.
Las raíces de la seguridad en sí misma
Me contaba hace poco una amiga mía lo mucho que a su hijita de unos 5 años le encanta dormir en la cama de sus padres. Pero ¿sabes?– me decía. Lo que más se asombra y me inunda de ternura es despertarme en medio de la noche y observar como ella esta totalmente pegada a su papá. Es así, Dios nos ha diseñado para que desde muy niños busquemos la seguridad en la figura de un hombre, nuestro padre en la tierra. Dios es Nuestro Padre. Por eso el autor y sicólogo norteamericano Nathaniel Branden hace la observación de que la madre es la que siembra la ternura, compasión, empatía; en cambio el padre siembra la seguridad y los sentimientos de auto-estima. Es por esto tan importante que procures la participación de tu esposo en la vida de tus hijos desde el primer momento en que sabes que estás esperando un hijo. Motívale a perder el orgullo masculino que le impide besar tu vientre, aliéntalo a que le hable todas las noches al bebé que todavía no nace. Y si ya es un recién nacido el que tienen en tu hogar, inyéctale la seguridad deque sus brazos recios, fuertes y varoniles están hechos precisamente para transmitir esa primera seguridad que sólo puede venir de los brazos de un papá. No le permitas o aceptes a que te diga que esperará unos cuantos meses para cargarlo, pues cada día que pasa es de suma importancia para el desarrollo firme y seguro de su propia personalidad. Si es niño dile que lo bese, que lo arrulle, que le cante. Si es niña dile que la bese, que la arrulle, que le cante. No hay diferencia alguna que valga en esos momentos, la diferencia la hace y la hará siempre la calidad de amor que el esté dispuesto a dar. Con inteligencia y haciendo uso de tu genio femenino puedes despertar en él esta consciencia.
Los recuerdos de una niña
“Eran hermosos días para mí aquellos en que mi rey querido (papá) me llevaba a la oficina con él; ¡me gustaba tanto jugar con la máquina de escribir, abrir la caja registradora, hacer pan..!”. Mientras me relataba su historia, a mi amiga se le llenaban los ojos de ilusión y de estrellas. Y además de todo eso, -le preguntaba- ¿cuál fue el mayor impacto que causo tu papá en tu vida? Mientras meditaba por un momento, pausadamente me respondía: creo que fue el sentido de dignidad que me transmitió como mujer e hija de Dios. Papá siempre nos dió ejemplo de respeto. Era un hombre que vivía metido en Dios. Su trato era muy fino, tierno y siempre nos estaba repitiendo que los hombres debían ser de una sola pieza. Los valores, nos decía, a mi y mis hermanos son los tesoros que nos va descubriendo la vida.
También es mi mejor amigo
Recuerdo que mi papá al llegar a mi adolescencia se convirtió en mi mejor amigo. Tenía un don especial para entenderme, comprenderme y guiarme. Se puede armonizar perfectamente la autoridad paterna, que la misma educación requiere, con un sentimiento de amistad, que exige ponerse de alguna manera al mismo nivel de los hijos. Solía decir Monseñor Escrivá de Balaguer. Mi papá siempre procuró ponerse a nivel mío y de mis hermanos. Ahora que soy adulta y que tengo el privilegio de ser madre, mi papá sigue siendo mi amigo y soy cada día más consciente de que el lazo que nos une es verdaderamente divino . Este es el mes en que celebramos a papá, da muchas gracias a Dios Padre por él, reza mucho por su alma y en cuanto tengas la oportunidad dile lo mucho que lo amas así como lo mucho que significa para tu vida. Si por cualquier circunstancia no tuviste la dicha de tenerlo a tu lado y hay algo en tu corazón que pesa, procura hacer las paces con él. Es muy importante para la vida de tu alma tuya y para tener unas buenas relaciones de pareja.
Si eres esposa y tienes hijos pequeños haz todo lo posible por tener una conversación profunda con tu esposo y hablale de tus experiencias como hija y de las expectativas y deseos que hay en tu corazón de su participación individual como papá en la vida de vuestros hijos.
Escucho de Nuevo la melodía de Hotel California y al hacerlo no puedo evitar el evocar la figura amada de mi papi y del impacto tan enorme que tuvo y sigue teniendo en mi vida. Puedo verlo en la Casa de Retiros Clara Luna en El Salvador rezando con sus manos juntas y de rodillas frente a nuestro Señor y desde acá sé que mi corazón esta hablando al suyo pues vuelvo a sentirme una recién nacida que es cargada con infinito amor masculino. Probablemente el gran ejemplo de su papá tambián impulso a Santa Teresita a consangrarse totalmente a Jesús. ¡Dios bendiga a papá!